Lo que el viajero debe saber acerca de las Islas Galápagos en Ecuador
Introducción.
Lo mismo por tierra que por mar, las Islas Galápagos podrían dar la
impresión de ser un lugar inhóspito. Su atropellado historial volcánico,
sus tierras chamuscadas y sus ardientes flujos de lava son evidentes
desde que el viajero llega a estas tierras. Inhabitable, sería el primer
adjetivo que le viene a uno a la mente.
Pero si miramos más de cerca, estos paisajes aparentemente espartanos
están llenos de vida. Esta es la primera de muchas contradicciones que
nos presenta Galápagos. De repente te das cuenta que aquello que a lo
lejos parecía una extraña roca, es una iguana tomando el sol. Y para
para tu mayor asombro no parece perturbarse en lo más mínimo por tu
presencia en el lugar. Otra contradicción de las Galápagos.
Cuando Charles Darwin llegó a las Islas, en 1835, admitió en uno de
sus escritos que se sentía atormentado por la presencia de miles de
iguanas yaciendo por doquier:
“No se acostumbra uno a su horrible apariencia, no hay cómo
deshacerse de esa sensación de incomodidad. Algunos dicen que parecen
como guardianes del Infierno, almas condenadas, o crías de dragones.”-Charles Darwi.
Las criaturas que habitan las Islas Galápagos son sobrevivientes de
un entorno torturado, de un archipiélago inusualmente raro a mil
kilómetros de tierra firme. Y es gracias a esa larga historia de
aislamiento y de no haber tenido contacto con Homos Sapiens que tanto
los animales terrestres como los acuáticos, no rehúyen ante nuestra
presencia. Quienes visitan las islas pueden vivir la maravilla de nadar
entre cachorros de leones marinos, pingüinos, mantarrayas, tortugas
marinas, y peces de arrecifes, ente muchas otras especies. En tierra,
podrá caminar por entre las crías de dragones de Darwin, o por entre los nidos de piqueros de patas azules, leones marinos y escurridizos cangrejos zayapas.
Las islas están, por azar de la naturaleza, ubicadas en la
confluencia de tres corrientes oceánicas que crean un mar de
contradicciones, a la vez que uno de los más altos niveles de endemismo
marino de todo el mundo: casi una de cada cuatro especies es única en
las Islas.
En las Galápagos se debe esperar lo inesperado:
Los pingüinos nadan entre manglares en compañía de coloridos peces
de arrecifes, mientras que los tiburones ballena y bandadas de cabezas
de martillo nadan en círculos en las mismas aguas que lo hacen los peces
ídolos moros.

Cerca del 90% del territorio de las Islas Galápagos se
encuentra protegido y afortunadamente bien administrado. Como resultado,
las autoridades del Parque sólo permiten que los visitantes accedan a
unos 50 sitios, además de los pocos pueblos que hay en las Islas. Estos
sitios permitidos son lo suficientemente interesantes como para no dejar
decepcionados a los visitantes.
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A continuación un
breve listado de islas que no pueden dejar de visitar:
- Española (Una maravilla natural tras otra, desde el inmenso geiser o los miles de piqueros de patas azules anidando, hasta la colonia de albatros ondulados más grande del mundo);
- Floreana (La Corona del Diablo, los flamencos, la playa de “harina”, la lobería.);
- Bartolomé (Con vistas espectaculares.); y
- Santa Cruz (La playa Bahía Tortuga y los laberintos de manglares atestados de tiburones, rayas y tortugas marinas).

Recuperado por: http://www.ecuadorexplorer.com/es/html/las-islas-galapagos.html
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